28/10/16

Verla es respetarla

Escribe Carlos Baker en Emerson entre los excéntricos:

En su carta con la proposición [de matrimonio], Emerson había mencionado que amaba a Lydia “de una manera nueva y más elevada”. Dos días después, al recordar su conversación en el salón, se disculpó a medias por no haber pronunciado ni una sola “palabra vehemente” ni dado “una señal de pasión”. Se había conformado con rendirse al maravilloso momento, encontrando “una suerte de grandeza en la expresión modulada de un amor en el que los individuos” habían subsumido firmemente sus expectativas personales razonables en favor de una “visión de la verdad y el amor universal” más elevada. Sin embargo, Lydia no debía creer que era un “amante metafísico”. Lo físico había estado presente, pero había sido pospuesto. “Soy un hombre –escribió– , y recelo de quienes defienden los excesivos refinamientos, hasta los aborrezco, y soy partidario de las atracciones y los placeres más hogareños con los que la Naturaleza, nuestra madre adoptiva, reúne a sus hijos. (…)

Emerson no tardó en comunicar el compromiso a su hermano William. “Anuncio este hecho con un sentimiento muy distinto del que tuve al entablar mi primera unión. Esta es una alegría muy sobria. Esta dama es una persona de carácter noble, y verla es respetarla”.

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