24/3/16

Vidas de cuneta

Se atraganta la vida en las cunetas. Los vientos soplan bajos y levantan nubarrones que uno no sabe sidice el pastor entre los desplazados circula la leyenda de que Satanás está presente: por la noche los chicos hacen prácticas de vudú y el demonio les posee. Y, entonces, les toma el espíritu y delinquen, roban, matan. El pastor Toussaint es un hombre amable que aún conserva muchos de sus dientes originales.
Pastor Toussaint
son de polvo, de mosquitos o el aliento del demonio. Porque

Yo no me voy de aquí: mi misión no ha acabado.

Hoy la iglesia está repleta de gente que no viene a escuchar sus prédicas, si no a inscribirse en un registro que les ha prometido algo de dinero. Pero le pregunto a una mujer si se lo cree, y a pesar de que ese registro es cosa de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), suelta una carcajada.

Los campamentos son la inmundicia: en Haití, muy cerca de la frontera con la República Dominicana, más de 3.000 personas se mueren de hambre. No tienen derechos, no les asisten las organizaciones nada de estatus de refugiados, ni buena disposición de tiendas de campaña, ni ración básica de arroz con habichuelas—: solo polvo, que cubre un suelo que uno se pregunta si está en el ombligo de una isla tropical o en los arrabales de la luna.

En Parc Cadeau II hay 1.000 personas que viven entre casitas armadas con palos, plásticos, hojas de periódicos que airean en el aire empañado de frontera. Apenas hay información de lo que aquí, a apenas unos cientos de kilómetros de donde los europeos se tuestan la piel, sucede.

Enlazo uno de los pocos trabajos que se han hecho de lo que está pasando: violaciones, deportaciones, enfermedad. Nosotros, trabajando el tema, pronto empezaremos a publicar lo que está sucediendo.

>>> In exile, publicado en Magazine del NYT.

Dos niños en el campamento Parc Cadeau I 


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