Lo que se vio ese día es la evidencia última de que ya
estamos anclados en algo que nos trasciende.
-Jeff
Foster, en Más allá del despertar.
Recuerdo –y
compruebo– que uno de los primeros poemas que escribí en mi vida no tenía
título. Y no tenía título porque algo que aspira a ser infinito no puede
encerrarse en la mazmorra de los conceptos.
Aquel poema, por
llamarlo de algún modo, acababa así:
solo soy palabras
de todos los libros del
mundo.
Después, con el
tiempo y de modo inconsciente, me he remitido a ese mismo ser todo y, a la vez, ser
nada. Por ejemplo:
(… ) asumo esa nostalgia
primitiva y acechante
para ver en mis ojos
las certezas que me forman.
O, por resumir, “pero ya sospechas del vigía/ que
pronuncia mis últimas voluntades,/ pues siempre fueron las primeras”, o “Soy al
que espero y nunca llega”, o “cuando en sueños/ se derrite la verdad/ de un
deseo” o “Todo acaba donde empezamos nosotros, /esa frontera última del
universo” o “lo que pude ser /y sin embargo seré”, o “salgo en un hilo de voz/
para decirte / que ese/ no soy yo” o “Sabes que estoy escondido en la sombra/
de mi fantasma” o “desprovistos de todo/ menos de mí” o “La luz me descubre/ si
yo soy la nada/ y tu eres un nudo/ ¿por qué me desato?” o “como se vuelve/ a la
infancia/ después de/ un largo sueño” o “Porque siempre buscando algo/ (que al
final es nada)/ y hacerlo poema,/ o quizá zancada/ para llegar a ti, o quizá a
mí” o “Al creerme encadenado siempre al hoy,/apurando botellas ya vacías/ con
promesas que en sueños conseguía,/ busco en las profundidades lo que soy/sin
suerte. Lo demás son fantasías”.
Como escribió José Agustín Goytisolo:
Ahora lo sé.
Si te vienes conmigo te lo diré.
2 comentarios:
De alguien escuché alguna vez que aprender no es más que darse cuenta de que sabemos lo que sabemos.
Genial post-recopilatorio-introspectivo.
Ahora es cuando comienzo a comprender que el verdadero aprendizaje está en el absoluto desaprendizaje.
Demasiada biblioteca andante quizás...
Publicar un comentario