La vida de un
hombre no vale nada si no vive de acuerdo con su conciencia.
-Gary Cooper, en La gran prueba
-Gary Cooper, en La gran prueba
–¿Te imaginas que
una mata de mango se comparara con otro árbol?
La pregunta
suena incisiva, como cargada de un aliento conocido. Y la respuesta –silenciosa,
como esas revoluciones que merecen la pena– acaba por agitar las pocas dudas
que quedan:
–El mango, si se
comparara, no daría lo mejor de sí, no se expresaría. Sería horrible.
Me acuna en
tiempos flacos. Y, por eso, porque en ese lenguaje de almas cruzadas –comprender,
comprender, comprender– estamos, las conversaciones se cuelan hasta de madrugada.
En cuanto a mí, estoy
tratando de despertar, de expulsar el sueño por mis poros; pues, en general, me
tomo las cosas tan despreocupadamente como un poste de la cerca: absorbo el
frío y la humedad como él, y siento el grato cosquilleo que me producen los líquenes
que poco a poco se extienden sobre mí. ¿No debería conformarme, entonces, con
ser un poste de cedro, que dura veinticinco años? ¿Acaso no es eso preferible a
ser el campesino que lo colocó, o aquel que predica a los campesinos, para finalmente
llegar al cielo de los postes? Me gustaría tanto como al resto. Pero no me
importaría brotar como un árbol, desplegar hojas y flores, y dar frutos. (HDT)
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